Puede suponerse con la expresión “pisar el palito” que no implica necesariamente mucho peligro, ya que un pequeño palo que se pise, no puede causar mucho daño. Aun en el caso en que la persona se desestabilice, a lo sumo tendrá una pequeña caída.
Pero en realidad, cuando se utiliza esta frase no se está haciendo referencia a un palito cualquiera, sino que es un palito que tiene la particularidad de dejar a la persona entrampada, “enjaulada”.
Clase: frase coloquial constituida por el verbo infinitivo de 1era conjugación: “pisar”; por el artículo definido masculino singular: “el”; y por el sustantivo masculino singular en diminutivo: “palito”.
La definición de “pisar el palito”, habitualmente usada en Chile pero también en Argentina y Bolivia es caer en un engaño, cuando alguien hace exactamente lo que lo perjudica, inducido por otras personas.
Una persona pisa el palito cuando no quiere o no pretende hacer algo y sin embargo termina haciéndolo porque lo han convencido o porque simplemente lo han confundido con las palabras. Así termina haciendo una determinada acción en su contra.
Con respecto al origen de esta expresión, existen dos explicaciones. La primera, se refiere a una jaula trampa para pájaros. La misma tenía un sistema de techo rebatible, que se mantenía elevado como para que un pájaro que estaba dentro, denominado llamador, o comida que se colocaba, hacían que el ave libre entrara sin poder evitar posarse sobre un pequeño bastón de madera de unos 50x5x5 mm que activaba el mecanismo del techo, haciendo que este se cerrara dejando al pájaro enjaulado.
La otra explicación se debe a José Gobello (1919-2013) poeta, ensayista y escritor argentino especializado en el lunfardo y fundador de la Academia Porteña del Lunfardo. Según Gobello, esta frase se origina en el ingenio de los ladrones de gallinas que entraban a los gallineros con una rama de árbol haciéndola pasar por encima del alambre tejido que rodeaba el predio justamente para que no entraran a robar. Una vez que el palo había entrado, la gallina se subía a él y el ladrón la retiraba silenciosamente subiendo el palo nuevamente hasta llevarlo a donde estaba él.
Asimismo en Argentina, la expresión es muy conocida, tanto que existe una obra de teatro del año 2004, escrita por la dramaturga Griselda Gambaro, llamada justamente “Pisar el palito”.
Caer en la trampa; pisar el peine (Venezuela); picar y se la pegaron (España); morder el anzuelo (España, Argentina).
“Cuando se enteraron de que propuso matrimonio a su novia, sus amigos lo burlaban por pisar el palito”. Aquí, se aplica a meterse solo en problemas.
“Es muy desconfiado con todos y todo, así que nunca pisa el palito”. Se refiere en este caso, a una persona que jamás es engañada. La expresión está conjugada.
“El vendedor le hablaba con tanta fluidez y rapidez que no pudo dejar de pisar el palito y comprar una póliza de seguros que nunca le iba a servir”. En este ejemplo, se usa con el sentido de haber adquirido algo que no le serviría.