“No hay tu tía” es una frase que se usa para decir que no se puede hacer nada para cambiar algo que ha sucedido o que va a suceder inexorablemente. Ocurrió o va a ocurrir y solo queda aceptarlo, aunque no guste.
Si un hombre o una mujer ha dejado de amar a su pareja, eso no se puede solucionar. O si se está en el último día de vacaciones y al día siguiente hay que volver a la rutina del trabajo y de la escuela. En ambos casos “no hay tu tía” las cosas son así y no se pueden modificar.
Clase: frase coloquial formada por un adverbio de negación (no); un verbo conjugado en tercera persona del presente del indicativo (hay); un pronombre posesivo segunda persona del singular (tu); un sustantivo femenino singular (tía).
La definición correspondiente a “no hay tu tía” es: locución coloquial oriunda de España que significa que algo que ha sucedido no puede volverse atrás, o sea que no tiene remedio o que no hay ninguna esperanza de alcanzar algo que se desea. Se haga lo que se haga la situación no va a cambiar.
Si bien esta expresión es oriunda de España, también se la usa en Latinoamérica, aunque en algunos países se la considera en la actualidad, como perimida, vieja o que quien la utiliza tiene una cultura un tanto tradicional y culta. Tal es el caso de Argentina y Uruguay.
El origen de esta frase se remonda a la antigüedad, específicamente al mundo árabe. Allí existía un ungüento medicinal al-tutiyà mezcla de óxido de zinc y otras sales metálicas, muy efectivo para las enfermedades oculares.
Este medicamento se hizo muy famoso, denominándose “tutía” o “atutía” y según la creencia popular se decía que era una especie de remedio universal que podía curar todo mal. Fue así que se comenzó a usar para toda enfermedad. Por eso cuando existía alguna dolencia que se consideraba incurable se decía que para ella “no hay tutía o atutía” o sea que ni siquiera con esa medicina milagrosa era posible sanarla. Ese sentido de no poder curar algo o modificarlo por más que uno se esfuerce fue el que se mantuvo y que continúa hasta hoy.
Originalmente se escribía “no hay atutía” o “no hay tutía” apareciendo estas frases en el Diccionario de la lengua castellana de 1770. Es por eso que la Real Academia Española aconseja que la expresión se escriba “tutía” y no separado Pero el uso hizo que un ungüento se convierta en un pariente.
No hay vuelta (Argentina); no hay vuelta atrás (Argentina).
“La madre le dijo a su hijo con dureza: no hay tu tía hasta que no termines de estudiar no sales con tus amigos”. En este ejemplo, se usa con el sentido de no va a conseguir lo que quiere si no estudia.
“Lamentablemente todos coinciden en que ese matrimonio siempre se ha llevado mal y no hay tu tía”. Se refiere en este caso a que no se puede modificar esa relación.
“Comentó a sus amigos que agotó todas las instancias pero no hay tu tía, no hay forma de que le haga caso”. Aquí, se aplica a que algo es imposible.