Para tener una amplia concepción del conocimiento de que es la oreja es preciso no dejar de tener en cuenta primeramente su etimología proviene del latín de la palabra “aurícula”, y el diminutivo de la misma es “auris” determina al término de estudio.
De acuerdo a lo detallado no hay que dejar de darle una importancia a la definición que determina la Real Academia Española así se puede conocer mayormente con claridad la concepción a que hace referencia la palabra en cuestión.
Partes de la oreja
El oído está conformado por diferentes partes a conocer entre ellas se encuentran el oído externo, conocido también con el nombre de pabellón auricular. Lo interesante es que se debe saber que esta es una de las áreas de la misma que es visible, además contiene en sí el conducto auditivo, normalmente donde se produce la cera, que tienen como finalidad defender el área de infecciones.
Otras de las partes, es el oído medio, que generalmente transforma las denominadas ondas sonoras por medio del tímpano, una lámina generalmente recubierta de piel fina y tensada. Y el mismo también separa ambas partes detalladas. Por último está el oído interno donde se generan las diferentes señales nerviosas, o sea cuando el sonido entra a esta área de la oreja, llega comúnmente al denominado laberinto y está compuesta por un líquido que se mueve cuando ingresa la vibración del sonido.
Debemos determinar una información interesante respecto a la forma de la oreja, primeramente se debe saber que no existe un individuo que contenga dos orejas iguales, las mismas tienden a variar de acuerdo al tamaño como también a su forma.
La función de la oreja es primeramente generar la protección al oído medio con el fin de evitar cualquier tipo de daño que se pueda generar en el tímpano; pero además tiene la capacidad de canalizar las ondas sonoras.
Es interesante saber cuáles son las enfermedades de la oreja, entre ellas se encuentran el dolor de oído, otitis externa, inflamación que se produce en dicha área por diversas bacterias, tapones, enfermedad de méniere, aumento de líquido en el laberinto, otitis media, vértigo, mareos, sordera y zumbidos.