El término lejía se origina en el latín. Deriva de lixivus, lixiva, lixivum que significa mosto presionado y hecho en la lejía, que es un derivado de lixa, lixae cuyo significado es cantinero y el agua caliente que se mezclaba con cenizas que se usaba para blanquear la ropa en las lavanderías romanas.
La raíz latina de este vocablo deriva de la indoeuropea *wleik- cuyo concepto es fluir.
Clase: sustantivo, femenino, singular.
La definición de esta palabra se refiere a determinada variedad de sustancias que son oxidantes en una disolución acuosa y que se las utiliza comúnmente como desinfectante, solvente de materia orgánica o decolorante.
Su base es el cloro, como es el caso de la solución de hipoclorito de sodio, cuya fórmula es NaClO. Y debido a que el cloro que posee está oxidado +l, de allí que sea un oxidante muy fuerte.
Como blanqueador de telas, fue desarrollado por varios científicos, siendo el francés Claude Louis Berthollet (1748-1822) uno de ellos. Se usa como una mezcla de agua y sodio con un valor para el hipoclorito de sodio de 2% a 2,5%.
Por lo tanto es muy efectiva si se quiere blanquear un tejido siempre y cuando sea de algodón. Pero cuando se ha logrado el efecto, hay que neutralizar su reacción química sumergiendo la prenda en una solución de un litro de agua con 200 ml de vinagre, y luego se recomienda lavar la prenda con agua y jabón neutro.
Por supuesto que el mismo efecto blanqueador lo realiza sobre el color, por esa razón hay que tener cuidado de no mancharse, ya que la mínima salpicadura deja una mancha blanquecina amarillenta. Esto no ocurre con las lavandinas que han sido específicamente fabricadas para ropa de color.
Su aroma es muy fuerte, y para contrarrestarlo, en la actualidad, existen versiones de agua lavandina con fragancias tales como: lavanda, pino, etc.
Por su acción corrosiva debe tratarse con cuidado, preferentemente con guantes y mantenerse alejada de niños y mascotas. Puede dañar el acero inoxidable si es empleada por mucho tiempo y en altas concentraciones. Sin embargo su poder corrosivo va desapareciendo a medida que actúa. O sea que la que se va por el desagüe continúa con su acción antiséptica, limpiadora y corrosiva hasta perderla definitivamente por eso se la considera como una sustancia que no afecta el medio ambiente.
No solamente se la conoce por este nombre en España, Cuba, Perú, El Salvador y el oriente de Bolivia, sino que de acuerdo en otros países tiene otras denominaciones, así:
Es agua jane o agua de Giweissi en Uruguay; lavandina en Argentina, Bolivia y Paraguay; límpido en Colombia y como cloro en Argentina, en versión pastillas; Panamá, Chile, Colombia, República Dominicana, Costa Rica, El Salvador, Ecuador, España, en versión pastillas; México, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Puerto Rico, Paraguay, Cuba y Venezuela.
Cloro, lavandina, limpido.
“Para desinfectar la casa a donde se va a mudar ha comprado varias botellas de lejía”. En este ejemplo, se usa con el sentido de desinfectante.
“Su repasador blanco estaba muy percudido por esa razón, lo sumergió en lejía para conseguir blanquearlo”. Se refiere en este caso a su poder blanqueador.
“Tanto lavar con lejía pura los barrotes del balcón, los fue oxidando”. Aquí, se aplica a su poder corrosivo.