El término necrológica está formado a partir de dos vocablos de origen griego. En efecto, deriva, por una parte, del sustantivo νεκρός, νεκροῦ (pr. nekrós, nekrú) que significa cadáver, muerto, cuya raíz indoeuropea es *nek- con el mismo significado.
Y por otra parte, de λογική, λογικός (pr.logiké, logikós) que a su vez procede de λόγος, λόγου (pr. lógos, lógu) cuyo significado es palabra, relato, dicho, argumento. Y éste a su vez, viene del verbo λέγω (pr. légo) que significa decir, hablar, expresar, en primera persona del singular presente.
Por lo tanto se puede considerar como el concepto etimológico de este término la palabra o el relato sobre el muerto o el cadáver.
Clase: adjetivo, femenino / masculino –a, singular // sustantivo, femenino, singular.
La definición que da la Real Academia Española es: “perteneciente o relativo a la necrología”. Definiendo necrología como “noticia comentada acerca de una persona muerta hace poco tiempo.”
Para la Enciclopedia Universal 2012 es: “nota necrológica en un periódico.”
Y el Diccionario español de neologismos señala: “a veces se emplea este adjetivo como nombre. […] Digamos una nota/reseña […]” de este tipo.
En tanto Fundeu BBVA de España, por el contrario, aclara “[…] se trata de un adjetivo con el que se califica a lo relacionado con la necrología, por lo que lo correcto es no usarlo solo, sino acompañando a otra palabra.”.
Así Antonio López de Zuazo al referirse a este vocablo en su “Diccionario del periodismo”, lo define como noticia que informa sobre una persona fallecida. Pero diferenciando “la necrológica” del artículo necrológico que es el “dedicado a enaltecer la fama o las virtudes de un personaje que acaba de fallecer o de quien se conmemora el aniversario. Y que suele firmarlo un colaborador ilustre.”
Por su parte, para José Fernández Beaumont en su obra “El lenguaje del periodismo moderno” es la noticia referida al fallecimiento de una persona, que puede ser más o menos larga y se sitúa en las páginas de información general o en las de servicios.
Ángel S. Harguindey en “El estilo y la muerte” suplemento Babelia de El País, también utiliza el término femenino como sustantivo, aunque aclarando que en realidad habría que decir artículo necrológico y lo considera un género literario y periodístico. Especificando que tiene “un inapreciable valor testimonial, no solo por quien la motiva, sino, sobre todo, de quien la escribe”.
Fúnebre, mortuorio, luctuoso, sombrío, lúgubre.
Nacimientos.
“Dentro de las necrológicas del periódico de su pueblo apareció, para su sorpresa, el anuncio de la muerte de su primo”. Se refiere en este caso al aviso que se coloca en la sección del diario en el que se participa la muerte de alguien. Es sustantivo.
“A un mes de su fallecimiento, su más dilecto discípulo le dedicó una nota necrológica que fue comentada por todos los conocidos”. En este ejemplo, se usa con el sentido de homenaje a alguien que ha muerto. Es adjetivo.
“Nunca imaginó que algún día iba a escribir una necrológica para despedir a su propio hijo”. Aquí, se aplica refiriéndose a quien debe escribir una nota de este tipo recordando y realzando a un hijo que ha fallecido. Es sustantivo.