“Ser sapo” se le dice a toda persona a la que le gustan los chismes y que suele entrometerse en los asuntos de los demás. La que observa a los demás con atención y luego delata lo que hacen y dicen.
Clase: frase popular formada por un verbo de 2da conjugación en infinitivo (ser) y un sustantivo masculino singular (sapo).
En el caso de Chile, la frase coloquial “ser sapo”, tiene como definición ser una persona muy curiosa y que gusta contar y oír chismes, metiéndose en la vida de los demás.
De este modo, si alguien esté preguntando sobre otra persona de manera insistente y curiosa, se puede escuchar que se le diga que no sea sapo.
Pero también con este término puede tener una connotación de mirón o espía. Lo cierto es que quien es amante de los chismes suele ser quien está pendiente de los movimientos de las otras personas, con lo cual es lógico que oficie de observador indiscreto.
Y es quizá con este sentido que se puede entender la elección de este animal para una persona de estas características. Ya que un sapo por tener ojos bien grandes y salientes, y da la sensación de estar observándolo todo con mucha atención. Además de croar con frecuencia consiguiendo que los demás le contesten, como si estuvieran pasándose información entre todos.
Si bien “ser sapo” es una expresión propia de Chile, la utilización de la palabra “sapo” en Latinoamérica, no solo denomina al batracio anuro, sino que tiene otros significados connotativos, de acuerdo con el país.
En Ecuador, como en Chile se utiliza para denominar a personas chismosas. Aunque también en Ecuador puede designar a una persona deshonesta y corrupta.
En Colombia se usa para quien no guarda un secreto y da la información a los demás por imprudencia o también para dañar a otros; o que se mete en asuntos que no le compete. Mientras que en Costa Rica es toda persona que delata lo que hizo o va hacer otra persona, al igual que en Venezuela. Y en Perú, simplemente se denomina de esta manera a quien es curioso.
En tanto en Panamá, nombra a un soplón o informante como ocurre con Bolivia y Uruguay. Este concepto aparece en muchas naciones de Latinoamérica debido a que se llamaba “sapos” a los infiltrados de las fuerzas de seguridad en los movimientos estudiantiles y obreros en la época de las dictaduras de los años 1970/ 1980/1990.
Bien copuchenta/o (Chile).
“Para ser sapo hay que tener tiempo y ganas y no es mi caso -dijo la mujer a quien la acusaba de chismosa”. Se refiere en este caso a una definición de este tipo de personas.
“Es un sapo y siempre lo fue, así que seguramente va a contarle a todo el mundo lo que vio y escuchó”. En este ejemplo, se usa con el sentido de alguien que esparce lo que escucha y ve a toda la gente con la que se cruza. La frase está conjugada.
“Nunca va a ser sapo, porque no se fija en nada ni en nadie, ni le presta atención a lo que hacen los demás”. Aquí, se aplica a una persona que no es chismosa.