Argentina es un país que en el mundo se lo conoce no solo por el tango, el mate, el dulce de leche y el famoso “che” sino también por tener grandes extensiones de tierras. En ellas se cultivan cereales y se cría ganado bovino, ovino y porcino entre otros.
Por eso el dicho “tener la vaca atada” es de origen netamente argentino aunque no se refiera a ninguna actividad dentro del campo, sino al viaje del animal en un barco. La historia de esta locución remite a lo que fue la aristocracia argentina a comienzos del siglo XX.
Clase: frase coloquial formada por un verbo de segunda conjugación en infinitivo (tener); un artículo definido femenino singular (la); un sustantivo femenino singular (vaca); un participio/adjetivo femenino singular (atada).
La definición de la expresión coloquial argentina, pero que también se escucha en Uruguay hace referencia a que se tiene la ocasión de sacar provecho con seguridad de algo o ganar dinero con facilidad. También podría decirse que es estar favorecido por la fortuna y la riqueza.
De esta manera se suele decir que alguien tiene la vaca atada cuando vive de rentas de su familia o cuando se casa y su cónyuge tiene empresas, propiedades y dinero.
Lo curioso es de dónde nació esta frase. Porque no tiene que ver con la explotación agropecuaria de los grandes terratenientes sino con sus viajes.
Aquellos, a principios del siglo XX, solían viajar con toda su familia a Europa, porque tenían el suficiente dinero para hacerlo, ya que era muy costoso. Y además porque la aristocracia argentina, nietos muchos ellos de españoles, admiró siempre el viejo continente, especialmente Inglaterra y Francia.
Así, como una forma de demostrar su poder y riqueza, no solo se embarcaba la familia, sino también el personal de servicio y hasta una vaca de raza para poder darles la leche fresca a los hijos, diariamente.
Con el hecho de estar atada se alude al procedimiento que se realiza al ordeñarla, pero también a que estaba atada en la bodega del barco durante el viaje.
De este modo, “tener la vaca atada” fue sinónimo entonces, de quienes tenían mucho dinero asegurado y se podían dar todos los gustos.
Pasó luego a utilizarse también para referirse a un negocio seguro y exitoso.
Se puede llegar a escuchar en alguna ocasión: “tener la vaca atada y a la sombra”, con lo que se agrega que se tiene al animal protegido para garantizar que esté bien.
En la actualidad, la vaca desapareció de la locución, y los más jóvenes solamente dicen “la tiene atada” con idéntico significado.
“El hombre dijo inescrupulosamente a su amigo que para tener la vaca atada, tendría que casarse con la hija del industrial aunque sea insoportable”. Se refiere en este caso a conseguir seguridad económica a través del matrimonio.
“Habiéndose hecho amigo del hijo del Presidente tiene la vaca atada para lo que quiera”. Aquí, se aplica a quien se ha relacionado con alguien de poder que le permite acceder a beneficios especiales. La locución está conjugada.
“Con esa inversión que hizo va a tener la vaca atada por toda su vida”. En este ejemplo, se usa con el sentido de un negocio que le permitirá vivir siempre holgadamente.