A nadie le gusta que le digan que es una persona propensa a “tener muchos humos”. Quien recibe ese comentario seguramente se sentirá algo molesto porque sabe que se le está remarcando que es alguien con mucho orgullo, sintiéndose más importante que los otros y menospreciando a los demás. Si bien justamente, porque es alguien altivo le cuesta reconocer lo que hace, lo más sano para él y su entorno es que pueda darse cuenta de su falla, para ir bajando la humareda y convertirse en un suave brasa.
Clase: frase coloquial formada por un verbo en infinitivo (tener); un pronombre indefinido masculino plural (muchos) y un sustantivo masculino plural (humos).
La definición que se pueda dar de “tener muchos humos” es: frase coloquial referida a toda persona que se comporta de una manera engreída, pretenciosa, considerándose superior a los demás, incluso pudiendo aparentar ser de una clase social o cultural que no es la propia.
Así tiene muchos humos alguien que menosprecia a sus pares y hace lo imposible por codearse con gente de clase social económicamente superior. O quien no tiene dinero ni trabajo y pretende comprarse algún artículo suntuario que no puede pagar.
Como sea, está relacionado con querer aparentar lo que no se es y encima denigrar a quienes están en su misma situación.
El origen de esta frase se remonta a la Antigua Roma donde se veneraban a los Lares que eran divinidades hijas del dios Mercurio y de la náyade Lara. Este culto originario de los etruscos pasa a Roma de dos maneras:
La primera con el culto estatal o también llamado estatal.
La segunda, el culto privado o denominado doméstico. Dentro de este culto privado se halla el “dii familiaris” –dioses de la familia-. Estos eran los dioses que protegían la casa y la familia. Para eso estaban los altares domésticos, denominados lararia, donde se realizaba la ofrenda y las oraciones y donde se colocaban los retratos o bustos de los antepasados. Dentro de esa ceremonia estaba la quema de incienso.
Sucede que, cuando la familia tenía antepasados que no habían sido poderosos en vida, exageraban el uso del incienso y por lo tanto del humo que terminaba ennegreciendo las figuras. Esto era visto por los más humildes como algo presuntuoso, ya que esas familias habían perdido su dinero y poder, y solo recordaban su pasado glorioso.
Agrandado como galleta en el agua (Argentina); agrandado como alpargata de linyera (Argentina).
“El hombre comenta indignado que tener muchos humos como tiene el muchacho se vuelve en contra de la misma persona porque se termina quedando sola”. En este ejemplo, se usa con el sentido de un joven altivo y sus secuelas.
“Tiene muchos humos por eso se compra ropa de marca y come en restaurantes caros aunque no llegue con su sueldo a fin de mes”. Se refiere en este caso al accionar de este tipo de una persona en particular. La frase está conjugada.
“Es de tener muchos humos por eso, alquila un smoking con sus pocos ahorros para asistir a reuniones donde haya gente de la sociedad”. Aquí, se aplica a quien elige codearse con gente de dinero aunque no lo tenga.