Cuando se escucha “irse por los cerros de Úbeda”, es que se le está diciendo a alguien que concrete lo que está diciendo, que está dando muchos rodeos para explicar algo. Es, así, una expresión equivalente a “irse por la tangente”.
Sin embargo originalmente, tuvo otra acepción vinculada a la cobardía, y luego con el tiempo tomó la actual.
Clase: frase coloquial formada por un verbo pronominal de 3era conjugación (irse); una preposición (por); un artículos definido masculino plural (los); un sustantivo masculino plural (cerros); una preposición (de); un sustantivo propio Úbeda.
La definición correspondiente a “irse por los cerros de Úbeda”, frase popular en España, significa que una persona no está siendo concreta en lo que está diciendo, que comenzó hablando de algo y terminó con otra cosa muy diferente. También significa que una persona está evitando contestar una pregunta y por eso lo que responde no tiene nada que ver con lo que se preguntó.
Lo curioso es por qué los cerros de Úbeda terminaron siendo sinónimo de evasivas. Y esa respuesta está en la tradición.
Durante la Reconquista Española en el siglo XIII, concretamente en el año 1233, el rey Fernando III, llamado luego “El Santo” estaba a punto de atacar Úbeda. Esta es, actualmente, una ciudad cerca de Baeza, dentro de la provincia de Jaén.
Para eso dispuso estratégicamente a sus capitanes a cargo del ejército cristiano frente a la Sierra Mágina y a pocos kilómetros de la corte mora en el Palacio Rojo de la Alhambra.
Justo antes de que se iniciara la lucha, uno de sus capitanes llamado Álvar Fáñez, apodado “el Mozo”, desapareció, sin que nadie pudiera explicar a dónde había ido.
Cuando terminó el combate, y ya pasado el peligro, apareció Álvar Fáñez. El rey le preguntó dónde estuvo durante toda la batalla. Y fue así que este capitán dijo que se había perdido por los cerros de Úbeda.
Por supuesto que esta respuesta despertó en los demás capitanes y soldados la creencia de que solamente estaba justificando su cobardía.
Aunque existe una versión que sostiene que Álvar Fáñez no desapareció por miedo a morir en la batalla, sino porque vio a una bella mora bañarse en un pequeño arroyo y fue por ella.
Sea por lo que fuere, el haber dicho que se había perdido por los cerros, dio lugar con el tiempo a “irse por los cerros de Úbeda” para denominar a todo aquel que anda con evasivas para contar o responder algo.
Irse por la tangente; irse por las ramas.
Ir al grano.
“No quiere preguntarle nada porque dice que este hombre sabe irse por los cerros de Úbeda”. En este ejemplo, se usa con el sentido de una persona que habla sin seguir un tema discursivo.
“No te vayas por los cerros de Úbeda y respondeme de una vez – dijo la madre a su hijo”. Se refiere en este caso a que se conteste una pregunta. La frase está conjugada.
“El joven latinoamericano no paró de reír cuando le explicaron qué quiere decir ‘irse por los cerros de Úbeda’ porque él creía que era perderse entre los cerros de ese lugar”. Aquí, se aplica a confundir el sentido literal y denotativo de la frase.