“A Dios rogando y con el mazo dando” tiene dos significados posibles:
Con un sesgo irónico para referirse a las personas que son muy religiosas y sin embargo, no tienen escrúpulos a la hora de agredir a otros para conseguir sus objetivos.
O con el sentido de que si se quiere conseguir algo no solo se debe rogar a Dios o confiar en la suerte, sino que hay que trabajar para lograrlo.
Clase: frase popular formada por una preposición (a); sustantivo propio (Dios); gerundio del verbo rogar (rogando); conjunción copulativa (y); preposición (con); artículo definido masculino singular (el); sustantivo masculino singular (mazo); gerundio del verbo dar (dando).
La definición de “A Dios rogando y con el mazo dando” es una expresión que aconseja que la persona que ruega a Dios para que lo ayude en lo que pide, también se esfuerce por su parte, para lograrlo. Es la unificación de lo material con lo espiritual: no sólo creer y rogar sino también poner toda la voluntad y acción concreta para que eso se materialice.
Más que una frase popular, se lo considera un refrán debido a su característica sentenciosa y con rima. Nacido en la Península Ibérica y hoy en día es conocido por la mayoría de los hablantes de Latinoamérica.
Por su parte, también existe otro concepto en este dicho, por el que se muestra una marcada dualidad en la conducta de alguna persona. Ya que si bien cree en Dios y le reza, es capaz de golpear y castigar a los otros.
En cuanto a su origen, existen varias versiones.
La más conocida cuenta que un hombre iba con un carro lleno de comida por un camino, cuando de pronto el carro se rompió. El hombre se quedó en el camino, parado, sin saber qué hacer hasta que se encontró con San Bernardo que paseaba por allí. Le rogó al santo que por favor le pidiera a Dios que reparara su carro para poder continuar con su camino. Y San Bernardo le respondió “yo rogaré a Dios por ti, amigo mío, pero mientras tanto, da con el mazo”.
Otra versión menciona que a un joven escultor de la época renacentista se le había encargado una talla para la iglesia que tenía un convento de monjas. Como el muchacho no tenía demasiado interés en crear ninguna imagen, aunque iba a tener una buena paga, se pasaba horas pidiéndole a Dios que se hiciera por obra y gracia suya. Pero el milagro no ocurría, entonces su padre, harto de la vagancia, le aconsejó: “A Dios rogando y con el mazo dando”.
Reza pero sigue remando.
“Mientras rogaba ingresar en el instituto, el padre le recordó que para eso debía estudiar para aprobar el examen porque como ya sabe a Dios rogando y con el mazo dando”. En este ejemplo, se usa con el sentido de ayudar concretamente a realizar un viaje.
“Vio al ex marido de su amiga íntima, un violento con ella y sus hijos, rezando hasta la lágrimas en la iglesia, y comentó a sus allegados: a Dios rogando y con el mazo dando”. Aquí, se aplica en sentido irónico.
“Pide al cielo que llueva para que las plantas no se sequen, pero su madre le recordó que mientras tanto tiene que regarlas porque a Dios rogando y con el mazo dando”. Se refiere en este caso al esfuerzo para lograr que un cultivo no se seque.