La palabra autismo es un neologismo nacido del griego. Efectivamente está compuesta por el prefijo αὐτός (pr.aytós) proveniente del pronombre adjetivo αὐτός, αὐτή, αὐτόν (pr.aytós, ayté, aytón) que significa por él mismo, por ella misma. Más el sufijo –ismo proveniente de -ἰσμὁς (pr.ismós) que forma sustantivos abstractos que denotan cierto tipo de tendencia y cuyo significado es valor de proceso, acción completa, resultado, actitud. Por tanto, puede considerarse como el concepto original de este vocablo el proceso, la actitud de actuar por sí mismo o sobre sí mismo.
Clase: sustantivo, masculino, singular.
La Real Academia Española da como definición “repliegue patológico de la personalidad sobre sí misma”.
En el ámbito de la Medicina: “síndrome infantil caracterizado por la incapacidad congénita de establecer contacto verbal y afectivo con las personas y por la necesidad de mantener absolutamente estable su entorno”; “en Psiquiatría, síntoma esquizofrénico que consiste en referir a la propia persona todo cuanto acontece a su alrededor”.
Y como “trastorno mental caracterizado por un aislamiento extremo, con una entrega anormal a las fantasías, acompañadas de ilusiones y de alucinaciones, junto con una incapacidad para comunicarse verbalmente o para relacionarse de otro modo con la gente”. (Diccionario Mosby – Medicina, Enfermería y Ciencias de la Salud).
“Llegó a la casa de sus tíos sin saber que el pequeño de ellos sufría de autismo”. Aquí se aplica a una persona con ese trastorno.
“Debido a la sintomatología, los médicos le han dicho que su hija padece una clase de autismo denominado trastorno generalizado del desarrollo no especificado”. En este ejemplo señala uno de los tipos de esta enfermedad.
“Por su interés en la investigación para la ayuda de los enfermos que sufren de autismo, tiene muchos pacientes para atender”. Se refiere en este caso a un profesional especialista en este mal.