“Estar hasta las manos” es una expresión muy usada en algunos países de Sudamérica. Tiene la particularidad de ser polisémica ya que tiene varios significados. Desde estar muy enamorado de alguien, estar muy atareado o algún espacio muy ocupado.
Como se puede observar su principal característica común a todos los conceptos es la mucha cantidad de algo: personas, cosas, tareas, sentimientos.
Clase: frase popular formada por un verbo infinitivo de primera conjugación (estar); una preposición (hasta); un artículo determinado femenino plural (las) y un sustantivo femenino plural (manos).
En cuanto a la definición de “estar hasta las manos”, frase popular de Argentina y Uruguay, es expresar que se está muy comprometido con una situación o problema sentimental, laboral o de otra índole; también expresa estar sumamente ocupado o puede designar un sitio repleto de algo.
Así se está hasta las manos cuando alguien está enamoradísimo y por alguna razón no se anima a decirlo a la parte interesada. Esto puede ser porque existe otra persona en el medio o porque simplemente es alguien a quien se considera muy especial, o porque no se siente seguro de ser aceptado. Suele comentarlo entonces a amigos o conocidos expresándolo de esta manera: “estoy hasta las manos por fulana/fulano, me tiene loca/loco”. Muchas veces en estos casos, es tan fuerte lo que ocurre que finalmente se anima a confesarlo a quien corresponde.
Otro de los usos es para marcar que se está muy pero muy ocupado, atareado por estudio, trabajo, etc. De este modo alguien hace una invitación para ir al cine y se puede escuchar: “no puedo porque estoy hasta las manos con el examen”.
Y una tercera variante se utiliza para expresar que un lugar está lleno de personas, objetos, animales, cosas, etc. De esta manera se puede escuchar: “la farmacia estaba hasta las manos de gente” o “la heladera está hasta las manos de comida”.
Es tan usual esta frase que inclusive existe una canción titulada “hasta las manos” escrita y cantada por el músico argentino de rock, Miguel Cantilo.
Cabe aclarar que existen otras expresiones equivalentes que se utilizan más soeces pero ninguna que tenga la supremacía y la popularidad de esta.
En cuanto a su origen, no existe ninguna anécdota o leyenda que indique su inicio. Es simplemente, de esas expresiones que suelen aparecer generacionalmente, algunas de las cuales se expanden a toda la sociedad, como fue el caso de ésta. Quizá la razón para su éxito sea la sensación de que si algo llega hasta las manos de una persona es que la deja inmovilizada si las manos están extendidas a la altura de los muslos y aún más todavía, si lo están a la altura del pecho.
“Estar hasta la médula”; “estar hasta el caracú” (Argentina); “estar hasta las narices”; “estar hasta las manitas” (por borracho- México).
“Este fin de semana el estadio va a estar hasta las manos porque se hace el recital de Guns N’Roses”. Aquí, se aplica a un estadio de fútbol repleto de gente.
“Estoy hasta las manos con esa mina, y lo peor es que no me da bola –dijo el chico”. En este ejemplo, se usa con el sentido de alguien que está enamorado y esa persona no le presta ni siquiera atención. La frase está conjugada.
“En esa etapa de su vida supo estar hasta las manos con el trabajo”. Se refiere en este caso, a una época en que estuvo muy ocupado laboralmente.