Cuando alguien dice que “hay o no hay moros en la costa” se está refiriendo a que exista o no un peligro inminente que se aproxima o en ser descubierto en algo.
En realidad son dos frases: una afirmativa y otra negativa, cuyo origen es totalmente literal, ya que se refiere a los moros, palabra que proviene del latín “maurus”, con el significado de habitante de la región occidental de África (Magreb) cuyo nombre original era La Mauritania.
Clase: frase coloquial formada por un adverbio de negación (no); el verbo haber en tercera persona del singular presente del indicativo (hay); un sustantivo masculino plural (moros); una preposición (en); un artículo definido femenino singular (la); un sustantivo femenino singular (costa).
La definición de “hay o no hay moros en la costa” significa que hay determinado peligro en hacer o decir algo, que se puede ser descubierto, o todo lo contrario que no hay ningún peligro y que se puede continuar con la acción que se estaba desarrollando o emprenderla sin problemas; o diciendo lo que se estaba diciendo sin ser escuchado por nadie inadecuado. Esta expresión conocida y usada en España y Latinoamérica en realidad, es afirmativa o negativa.
Así “hay moros en la costa” significa que el lugar en donde se va a ir o en el que se está y se quiere hacer algo no está libre de personas que se consideran una amenaza para la acción o lo que se diga.
En tanto “no hay moros en la costa” es exactamente lo contrario. El lugar está sin ninguna persona considerada potencialmente peligrosa para lo que se haga o lo que se diga.
Su origen tiene bases históricas.
Durante varios siglos, las zonas de Valencia y Murcia en España, conocida como el Levante español fueron asediadas por los moros del Norte de África. Usando la vía marítima estos pueblos, que también llegaron a Italia y Francia arrasaban todo a su paso. Las poblaciones costeras, sobre todo, eran las que sufrían esto muy a menudo. Fue así que colocaron torres o atalayas donde permanecía un centinela encargado de vigilar el mar. Cuando este avistaba los barcos de los moros, era el encargado de hacer sonar una campana y gritar: “Hay moros en la costa”, e inmediatamente se encendían hogueras alertando a toda la población del peligro.
Con el tiempo, y ya en la época de los Reyes Católicos, específicamente en 1492, cayó el último baluarte moro y se terminó el peligro. Pero quedó en la costumbre popular este dicho que llegó hasta nuestros días para alertar sobre algún peligro que puede ocurrirnos.
“Mientras el chico saca el frasco con caramelos de lo alto de la alacena para llevárselos al cuarto, le pregunta a su hermana si hay o no hay moros en la costa”. Aquí, se aplica a saber si alguien va a ser descubierto en una travesura o no.
“Le costó esperar el momento adecuado, pero cuando no hubo moros en la costa, abrió la puerta y salió corriendo con su skate a la casa de su novio”. Se refiere en este caso, a alguien que se escapa de un lugar en el momento en que no es sorprendido.
“Para poder hablar sobre las últimas medidas del jefe, se nombró a un empleado encargado de tenerlos al tanto por si hay o no hay moros en la costa”. En este ejemplo, se usa con el sentido de que la persona involucrada o quienes lo defienden se enteren de los comentarios.