Una persona indulgente es quien perdona o disculpa sus errores y los de los otros. Muchas veces se cree que hacerlo lleva a la autocomplacencia o a la falta de severidad. Sin embargo, una persona que es capaz de perdonarse a sí misma amorosamente y que lo hace con los demás, está mostrando la valentía de admitir el error pero no culparse ni culpar a los otros por ello, sino aceptarse y aceptarlos como se es.
Clase: adjetivo, singular. En cuanto al género permanece invariable, por terminar en –e.
Se puede dar como la definición de este vocablo: que tiene una tendencia a disculpar o perdonar los errores propios y ajenos.
Asimismo se aplica este término a quien, cuando juzga los errores o faltas de otros lo hace sin rigidez e inflexibilidad. Ya que son personas que en su fuero interno no sienten la necesidad de exigir a nadie que haga lo que le corresponde o debe hacer, ni tampoco obligan o aconsejan a alguien con respecto a una actitud o comportamiento.
En término generales, este tipo de personas son comprensivas hacia los demás porque también han sabido serlo consigo mismas. Esto no quiere decir justificarse frente a los propios errores o faltas, sino todo lo contrario, verlos con claridad, pero en lugar de recriminarse a sí mismos, optan por perdonarse.
No significa tampoco la autocomplacencia egoica, que aparece como el polo opuesto de la autoexigencia, y deriva en permisividad, desidia y hasta resignación. Es una disposición interior que los vuelve conscientes de la responsabilidad que tiene cada uno por sí mismo. De allí se vuelven activos en el sentido de estar alertas frente a sus pensamientos, sentimientos, actuación, etc. Saben que muchas veces, el ser humano es presa de sus propios fantasmas emocionales y mentales, y que eso lo lleva a realizar actos en contra de sí mismo y de los demás. Por esta razón han aprendido a comprender en el silencio y la empatía, el error ajena.
Este adjetivo se construye con “régimen preposicional + con, para, en.”
Dentro del ámbito de la Historia se denomina de esta manera al grupo político que lideraba Georges Danton (llamados también dantonistas y moderados), miembros del Club des Cordeliers, que, desde 1793 cuestionaron la política del Terror.
El término indulgente tiene su origen en el latín. Proviene de indulgens, indulgentis participio del verbo indulgeo, indulgere, indulsi, indultum cuyo significado es ser complaciente, condescender, entregarse, abandonarse, conceder o hacer una concesión en el sentido de un superior a una persona en inferiores condiciones. Este término está formado por in- (intensivo) y por la raíz indoeuropea *del- asociada al significado de largo.
Puede considerarse entonces como su concepto etimológico el que es condescendiente, complaciente.
Benévolo, compasivo, humanitario; afable, bondadoso
Inflexible, intransigente, severo, rígido, imperativo.
“Los familiares creen que el padre ha sido demasiado indulgente con su hijo, ya que lo que ha hecho es una falta grave”. Se refiere en este caso a alguien que es demasiado condescendiente con las faltas que cometen los otros.
“Una profunda crisis se ha desatado en el seno de la sociedad, debido a que se considera que la ley es más indulgente con los criminales que con las víctimas”. En este ejemplo, se usa con el sentido de permisividad y benevolencia.
“Ha habido un profundo cambio entre los jóvenes de ese pueblo, debido a que son mucho más indulgentes entre sí en cuestiones religiosas, políticas y sociales”. Aquí, se aplica a actitudes más comprensivas, humanitarias y conciliadoras.