El hecho de “vender la pomada” no tiene ningún significado especial para cualquier persona de habla hispana más que la compra de un ungüento. Pero para el caso de una persona chilena no es así, ya que con esta locución popular se hace referencia al engaño, a que están intentando convencerla de algo que no es o que ya la han convencido.
Clase: frase coloquial formada por un verbo en infinitivo de 2da conjugación (vender); un artículo definido femenino singular (la) y un sustantivo femenino singular (pomada).
La definición de “vender la pomada”, en Chile, es engañar a alguien haciéndole creer lo que no es. También tiene el significado de intentar convencer a una persona mediante argumentos poco veraces y rebuscados de hacer algo o participar de algo con el único propósito de obtener un beneficio.
De este modo un hombre le vende la pomada a su mujer si intenta persuadirla de que todo entre ellos está bien y que él le es muy fiel, cuando en realidad, la está engañando con otra.
También es el caso de una chica que dice a sus padres que ha estudiado mucho, que se ha esforzado, pero en realidad no es así. Y por supuesto en este caso es fácilmente comprobable que no es así cuando llegan las notas bajas.
El origen de este dicho tiene que ver con el significado literal de esta frase.
Se dice que hace muchos años en el territorio chileno, como en muchos países de Latinoamérica, había vendedores ambulantes que vendían sus mercancías. Concretamente se encargaban de vender unas pomadas o ungüentos de los que aseguraban que curaban absolutamente todos los males. Por supuesto que la gran cantidad de argumentos aparentemente convincentes hacía que mucha gente las terminara comprando. Para luego darse cuenta de que habían sido engañados porque no solo no curaban nada.
No obstante, también se dice que en realidad, estos vendedores ambulantes vendían jarabes y pociones de todo tipo. Y que ofrecían a los compradores pomadas que solamente tenían algo de perfume pero que eran pura grasa sin ningún efecto.
Como sea de una u otra manera, “vender la pomá” como también se suele decir, se convirtió en sinónimo de mentiras y embustes. Más tarde, los vendedores y sus cremas fueron desapareciendo dejando en el habla popular su recuerdo a través de esta frase.
Vender la moto (España); meter un verso (Argentina); chamuyar (Argentina); engrupir (Argentina, Chile, Uruguay).
“Sabe bien vender la pomada, por eso sus conocidos cuando empieza a disculparse o a inventar historias rebuscadas, lo dejan hablando solo”. Aquí, se aplica a una persona ya conocida por sus mentiras.
“Se divierte vendiendo la pomá a cuanto gil se le cruza –comentó el muchacho a sus amigos”. Se refiere en este caso a alguien que se dedica a engañar habitualmente. La frase está conjugada.
“Le pueden vender la pomada fácilmente porque es una persona absolutamente crédula e inocente”. En este ejemplo, se usa con el sentido de alguien que es fácil de embaucar.