La palabra oráculo tiene su origen en el latín. En efecto, proviene de oraculum, oraculi. Y está conformado por el verbo oro, orare, oravi, oratum cuyo significado es hablar, decir, perorar, rogar, suplicar y el sufijo –culum/ -culus que se utiliza para los diminutivos y en algunos casos para medio o instrumento.
De esta manera se puede considerar que el concepto etimológico de este vocablo es lo que habla un dios y a su vez, respuesta oral breve, predicción, profecía.
Clase: sustantivo, masculino, singular.
La Real Academia Española da como definición de este término “respuesta que da Dios o por sí o por sus ministros”; “contestación que las pitonisas y sacerdotes de la gentilidad pronunciaban como dada por los dioses a las consultas que ante sus ídolos se hacían”; “lugar, estatua o simulacro que representaba la deidad cuyas respuestas se pedían”; “persona a quien todos escuchan con respecto y veneración por su mucha sabiduría y doctrina.”
Para la Enciclopedia Universal, 2012 “es una respuesta que supuestamente da Dios o alguna deidad por medio de sacerdotes, o de la Pitia o Pitonisa griega y romana, o la Sibila, o incluso a través de interpretaciones de señales físicas (tintineo de campanillas, por ejemplo), o de sacrificios de animales. Por extensión, se llama […] así al propio lugar en que se hace la consulta y se recibe la respuesta […]. Existen varios de estos lugares, que fueron muy importantes en la Antigüedad, todos ellos pertenecientes al mundo griego. Los romanos asimilaron y heredaron los oráculos griegos, creando además los suyos propios como aquel de la Sibila de Cumas.”
También lo define como “medio usado por los dioses para responder a la pregunta de un consultante. En la antigua Grecia y Roma existían varios oráculos. El más famoso era el de Apolo, en Delfos, donde una mujer mayor de 50 años llamada Pitonisa era la médium. Aparentemente, después de bañarse en la fuente Castalia, bajaba a una celda subterránea, se sentaba en un trípode sagrado y masticaba hojas de laurel consagradas a Apolo. Sus palabras, a menudo muy ambiguas, eran interpretadas por los sacerdotes. Otros […], entre ellos los de Claros (Apolo), Anficlea (Dionisio), Olimpia (Zeus) y Epidauro (Asclepio), eran consultados con distintos métodos, por ejemplo, el […] más antiguo, el de Zeus en Dodona, hablaba a través del murmullo de las hojas de un roble sagrado. En el caso de los santuarios, el consultante dormía dentro del recinto sagrado y en sueños recibía una respuesta.”
Adivinación, predicción, augurio, vaticinio, pronóstico, profecía; respuesta, consulta, consejo.
“En la historia de Edipo, es en el oráculo de Delfos donde se le avisa a Layo, rey de Tebas, que si tenía un hijo, éste lo mataría y se casaría con su madre”. Se refiere en este caso a un vaticinio que luego se cumple.
“Algunos antropólogos, consideran que las cartas del tarot, las runas, incluso el I Ching pueden considerarse especie de oráculos de la modernidad.”. En este ejemplo, se usa para ejemplificar los posibles métodos de adivinación en la época presente.
“En el antiguo Egipto los oráculos más importantes fueron los de Heliópolis, Abydos y el del dios Amón-Ra”. Aquí se aplica a los lugares donde se realizaban estas predicciones en Egipto.