Quién no ha escuchado alguna vez “al que quiere celeste que le cueste” cuando alguien estaba a punto de desistir de su objetivo. Hace unos cuantos años, con esta frase las personas mayores solían incentivar a los más jóvenes sobre todo, a sacrificarse, a poner todo el esfuerzo posible sin bajar los brazos ni desanimarse cuando aparecían las dificultades para conseguir lo que se proponían.
Solían decir además que el sabor de llegar a conseguir algo que cuesta mucho, genera que se lo cuide mucho más.
Clase: frase popular formada por una contracción (al); un pronombre relativo (que); verbo querer en tercer persona singular del presente subjuntivo (quiere); sustantivo masculino singular (celeste); pronombre relativo (que); pronombre personal 3era persona singular objeto (le); verbo costar en 3era persona singular del presente subjuntivo (cueste)
La definición correspondiente a “al que quiere celeste que le cueste”, frase popular española significa que quien quiere conseguir algo muy valioso tiene que disponerse a trabajar mucho y sacrificarse para lograrlo; sin quejarse ni molestarse por los inconvenientes.
También hace alusión a que se debe estar dispuesto a afrontar el precio que sea, por algo que se anhela mucho.
Esta frase tiene una cierta ironía para recordar a quien se le dice que si quiere algo que está fuera de su alcance habitual tiene que poner todo el empeño, la voluntad y el sacrificio para conseguir dicha recompensa.
Sin embargo la pregunta que cabe, es qué tiene que ver el color celeste con el esfuerzo. No hay una explicación unívoca, sino varias que intentan descifrarla.
Una de ellas sostiene que se originó en el arte. Ya que en determinadas épocas conseguir un color azul claro o celeste tanto para pinturas como para esculturas resultaba muy complejo y caro, debido a que solo se conseguía a partir de la piedra preciosa: lapislázuli.
Ampliando esta explicación se dice que efectivamente este dicho se relaciona con el lapislázuli que se extrae en unos pocos lugares de Oriente. Y que con él se fabricaba un extraordinario color azul que resistía la acción del tiempo y que debido a su procedencia se denominaba azul de ultramar.
Debido a que el lapislázuli era muy difícil de encontrar, más el alto costo de su transporte, se lo llegó a valorar como al oro. Se dice además que durante el Renacimiento cuando alguien encargaba un cuadro, se calculaba por contrato cuánta pintura de oro y cuánta de azul de ultramar tendría la obra. Cuando ese azul se mezclaba con blanco, producía el celeste que dio origen a esta frase.
Existe otra explicación vinculada a lo religioso. Donde celeste equivale a celestial. De tal manera, son los sacrificios que se hacen en la Tierra los que llevan a la gloria en el Cielo.
Una tercera, nacida en algunos países de Centroamérica sostiene que esta frase nació porque hace mucho tiempo costaba mucho trabajo a los navegantes encontrar el norte o el sur celestes. Esto es la estrella Polar en el hemisferio norte y la Cruz del Sur, en el sur.
Cada cosa que obtenemos en la vida no llega como un regalo… llega como recompensa al esfuerzo por alcanzarla; el éxito no se logra con la suerte, es el resultado de un esfuerzo constante.
“Al que quiere celeste que le cueste –dijo la abuela al ver al pequeño tendido sobre el suelo al caerse del skate en el que pretende andar”. Se refiere en este caso, a aceptar los fracasos hasta conseguir lo que se quiere.
“Entrena todos los días para ganar el triatlón porque sabe que al que quiere celeste que le cueste”. En este ejemplo, se usa con el sentido de saber la importancia del esfuerzo para conseguir un objetivo.
“Se queja de todo lo que la chica le pide que haga para salir con ella, su padre irónicamente le recuerda: al que quiere celeste que le cueste”. Aquí, se aplica a hacer lo que le pide la persona de la que se ha enamorado, aunque sea un sacrificio.