Indudablemente un jardín de flores como bienvenida a la puerta de entrada de una casa, o en la parte trasera para disfrutar en familia, alegra el entorno del hogar. Pero además permite que quienes estén en él tomen contacto directo con la naturaleza, aprendiendo de ella. Por eso cada vez existen más personas dedicadas a la jardinería como método de alejamiento del estrés y como acceso a lo natural, simple y profundo de la vida.
Clase: construcción sustantiva formada por un sustantivo masculino singular (jardín); una preposición (de) y un sustantivo femenino plural (flores).
Un jardín de flores es un terreno donde se cultivan plantas de flores ornamentales.
En esta definición no se incluyen por lo tanto, otro tipo de plantas como pueden ser las aromáticas que se utilizan en la gastronomía; o las medicinales, usadas tradicionalmente para la curación o disminución de ciertos síntomas o enfermedades. Si bien, pueden estar dentro del jardín, el eje en este caso, pasa por lo ornamental y no por el servicio que brinden en otras áreas.
En primer lugar, para iniciar un jardín de flores en el exterior, hay que realizarlo hacia el fin de la primavera o verano. Esto se debe a que se debería elegir un lugar donde dé al menos seis horas de sol para que crezcan las plantas así como varias horas de sombra para que no se sequen.
Luego hay que preparar el suelo, liberándolo de hierbas y malezas y agregarle compost, ya que la materia orgánica vuelve al suelo más fértil.
Posteriormente hay que elegir qué plantas con flores serán las que se plantarán. Para esto es útil consultar en algún vivero profesional, ya que esto depende de la zona, el clima, etc.
Si se compran plantines hay que asegurarse de que en el fondo no estén las raíces compactas y retorcidas y que no tengan enfermedades o insectos. También es aconsejable no adquirir los que ya tienen flores porque eso implica que están más débiles y tienen una resistencia más baja. Otra manera, es intercambiar injertos con amigos o vecinos.
Algo muy importante también a tener en cuenta es el agua. Esta es recomendable que sea de lluvia, para lo cual hay que recogerla en baldes o tachos.
Para plantar las flores se deben sacar del envase junto con la tierra que tiene y luego colocarlas en el agujero que se ha cavado y echado agua previamente. Se cubre con la tierra sacada del agujero.
El riego en la primera semana debe ser todos los días; en la segunda, día por medio y luego hay que saber las necesidades de agua de cada planta. Muy importante es tener en cuenta la temperatura. Durante el verano no se deben regar en horas de máximo sol ni calor.
En el mantenimiento además del riego y de limpiar de malezas, hay que evitar la proliferación de plagas. Una manera es plantando geranios o caléndulas y algunas aromáticas como romero, lavanda, albahaca, ajenjo o alfalfa.
La posibilidad es utilizar un fungicida ecológico con leche desnatada, agua de lluvia y bicarbonato de sodio.
La etimología de esta construcción, consta de:
La palabra “jardín” aparece en el español a partir de las formas fráncicas “jart”, “gart” con el significado de vallado o huerto.
La preposición “de” que proviene del latín y tiene por concepto de punto de partida o separación.
Y el sustantivo “flores”, plural de flor que también se origina en el latín (ver flor de lis).
“Como tiene una pequeña terraza de cerámicos arriba de su casa, ha decidido armar un jardín de flores en macetas”. Se refiere en este caso, a muchas plantas en un espacio sin tierra en su base.
“Recibió el primero premio al jardín de flores de la ciudad por su cuidado, calidad, colorido y buen gusto”. En este ejemplo, se usa con el sentido de una premiación.
“En su florería, además de las flores que compra en el mercado mayorista, vende las más extrañas que cultiva en su jardín de flores”. Aquí, se aplica a quien se dedica a cultivar plantas más exóticas.