“Ser un forro” es una expresión muy utilizada por los argentinos. Se escucha en la calle, en el ámbito familiar; en el laboral entre pares; en la escuela, entre los alumnos, los amigos.
Claro que no siempre tiene la misma intensidad. Ya que en algunos casos indica un reproche amistoso y en otros un insulto que, en algunos casos, es el prólogo de un posible “irse a las manos”.
Clase: frase popular formada por un verbo de segunda conjugación en infinitivo (ser); un artículo indefinido masculino singular (un) y un sustantivo masculino singular (forro).
En cuanto a la definición de “ser un forro”, frase coloquial propia de Argentina es decirle a alguien que es una mala persona, un traidor, un tonto, alguien en quien no se puede confiar. También puede designar a una persona que actúa con desprecio hacia los demás.
En ambos casos se utiliza en una situación de enojo, por eso tiene el valor de un insulto. Y es uno de los más escuchados en problemas de tránsito. Cuando un auto encierra a otro, o se adelanta en una esquina cuando no le corresponde. O cuando pasa por un charco a toda velocidad empapando a motociclistas y peatones. Allí, al unísono se escucha un grito de “¡Forro!”.
Aunque también puede ocurrir que se diga con otro tono o intención. Ya que además se puede usar entre amigos, para hacerle notar al otro que está haciendo alguna acción que no se esperaba de él, o no cumple con las expectativas de uno. Y es entonces que se dice esto con un aire de queja.
Así si uno quiere que su amigo lo acompañe a algún lugar y el otro no quiere, se le puede decir: “Dale, che! No seas forro y bancame!” O sea no seas malo y aguantame, acompañame.
Pero además de estas acepciones “ser un forro” puede ser utilizado para referirse a alguien que es un idiota útil, alguien que sirve para un propósito y que luego va a ser descartado.
Esta fue su primer significado, vinculado por supuesto al origen de este dicho ya que en el habla coloquial se denomina “forro” al “preservativo”. Debido a que este se usa y se descarta, se comenzó a utilizar este término para quienes eran serviles de otros, cumpliendo sus intereses y órdenes, en contra inclusive de sus pares. Por supuesto que estos le vaticinaban lo que muy habitualmente ocurría: que cuando dejaban de ser utilizables, eran descartados como el condón.
“No le cuesta nada ser un forro, siempre te termina garcando –dijo el chico a sus amigos-”. Se refiere en este caso a alguien que todo el tiempo es una mala persona porque siempre te termina traicionando.
“El hombre sostiene que su ex novia y su amigo son unos forros porque le metieron los cuernos”. Aquí, se aplica a malas personas por haber engañado a alguien. La expresión está conjugada y en plural.
“Ni siquiera llega a ser un forro de tan idiota que es – dicen a manera de insulto sobre el hombre-”. En este ejemplo, se usa con el sentido de que alguien es muy pero muy tonto que no llega ni a la categoría de idiota útil.