Cuando a alguien le faltan caramelos en el frasco es que no las tiene todas consigo en el sentido de que no es totalmente cuerdo, ni sensato. Esta frase con tantas palabras es un sinónimo de que alguien está loco -pero no de internar sino que hace pequeñas locuras-. Es por eso que esta frase se suele utilizar como un comentario entre amigos o familiares, referido a alguien que conocen y a quien se le tiene cierta compasión o consideración por no comprender las cosas. Aunque también puede llegar a tener un significado burlón.
Clase: frase coloquial formada por un pronombre personal objeto (le); un verbo en 3era persona plural del presente del indicativo (faltan); un sustantivo masculino plural (caramelos); una preposición (en); un artículo determinado (el); un sustantivo masculino singular (frasco).
La definición de esta frase originaria de Argentina es la carencia de algunos elementos tales como la sensatez, la cordura, la inteligencia, etc. que permitirían que una persona pueda comprender, resolver y realizar sus actividades normalmente.
Un frasco de vidrio era el que se utilizaba antiguamente en los almacenes y ahora en los kioscos, donde se colocan caramelos en exposición para su venta. Faltarle caramelos a ese frasco o sea que esté semivacío es que no tiene toda la mercadería que debiera tener para ofrecer al cliente.
“Le faltan caramelos en el frasco” tiene otra frase equivalente que es: “le faltan jugadores” o “le falta un jugador” haciendo en este caso, la comparación con un equipo deportivo. En este caso si faltan jugadores el equipo está incompleto.
Estas expresiones más modernas, que también aparecen en otros países de habla hispana como: que “no tiene todos los patitos en fila”; “le falta una corrida de ladrillos”; no le sube el agua al tanque” vienen todas de una anterior y más antigua: “le falta un tornillo”.
Faltarle un tornillo a alguien señala lo mismo que las anteriores, es alguien que no está del todo en su juicio y que a través de sus acciones o pensamientos se ve que está perdiendo la razón. Se cree que este dicho se originó en la Revolución Industrial de finales del siglo XVIII, con la aparición de las máquinas. Debido a que la mayoría de las personas no conocían cómo funcionaban, creían que la falta de una pieza tan pequeña como un tornillo podía hacer que la máquina no funcionara bien.
En Chile por su parte, también han adaptado este dicho y lo han convertido en: “le faltan palos pa’l puente” y “le falta un cuarto pa’l litro.
Le falta un tornillo (España y Latinoamérica); no tiene todos los patitos en fila; le faltan jugadores (Argentina); le falta una corrida de ladrillos; le faltan palos pa’l puente (Chile); le falta un cuarto pa’l litro (Chile); le faltan teclas pa’l piano (Chile).
“El empleado sube y baja las mismas cajas dos o tres veces mientras el dueño se pregunta si es inseguridad o es que le faltan caramelos en el frasco”. Se refiere en este caso, a la acción de una persona.
“Nadie duda que al muchachito que ayuda a estacionar los autos en la avenida, le faltan caramelos en el frasco”. En este ejemplo, se usa con el sentido de un joven que es medio lelo.
“Después de lo que hizo el sábado por la noche, sus amigos coincidieron en que le faltan caramelos en el frasco”. Aquí, se aplica a una conducta inesperada.